martes, 11 de septiembre de 2012

BLANCANIEVES Y LA LEYENDA DEL CAZADOR (SnowWhite and the Huntsman, 2012)

El Señor de las Manzanas

Hay películas que nunca se habrían realizado sin el éxito de otras previas o que no tendrían el look que tienen sin otros filmes anteriores que de alguna manera, redefinen el género al que pertenecen.

Así, todas las películas adscritas al género de espada y brujería tenían en los 80 un aire a lo Conan el Bárbaro, las apocalípticas a Mad Max y más recientemente, como el caso que nos ocupa, no hay película épico-mitológica que no tenga un cierto tufillo al Señor de los Anillos. Hasta aquí nada que reprochar, cada película es hija de su tiempo, pero de la lícita influencia-homenaje a un refrito indigesto de las últimas películas de éxito del momento va un largo trecho.

Si pudiéramos reconstruir el momento en el que alguien le vendió la película al gran estudio de turno la frase podría haber sido la siguiente: "El Señor de los Anillos más el triángulo amoroso de crepúsculo"; y si ha esto le añadimos a la protagonista de la susodicha, pues el éxito estaría asegurado; y los problemas de esta revisión "adulta y oscura" (como no podía ser de otro modo) del cuento de Blancanieves empiezan precisamente ahí, con la susodicha.



Viendo la película me vino a la cabeza una entrevista publicada años a en Dirigido por al gran director Richard Fleisher (20.000 leguas de viaje submarino, El estrangulador de Boston, los Vikingos). En ella, hablando sobre su película Bandido, decía que ésta se había contagiado (para bien) de la peculiar personalidad de Robert Mitchum, su protagonista. Pues bien, creo que lo mismo le pasa a Blancanieves y la leyenda del cazador; se ha contagiado de la sosería y apatía vital y embobamiento total de su protagonista, la hoy en boca de todos (y no precisamente por motivos cinematográficos) Kristen Stewart.



Ne he visto otras películas suyas fuera de la Habitación del Pánico de David Fincher, pero lo de Blancanieves es de juzgado de guardia. La buena de Kristen pone la misma cara para todas las escenas; ya puede estar 10 años encerrada en una torre, en el bosque tenebroso, reencontrarse con su amigo de la infancia o animar a las tropas. No hay manera que la actriz le inyecte un poco de energía a un film que sólo levanta un poco el vuelo con las apariciones de una Charlize Theron muy convincente como malvada. Ella solita se hecha sobre los hombros la película y consigue sacarnos de tanto en tanto del tedio.



Por lo demás, el cúmulo de tópicos e imágenes robadas de otras películas es demasiado largo como para no aburrir al lector; sólo haré referencia a la fusilada de determinada escena de la Princesa Mononoke. Quizá los responsables de este ladrillo piensan que la gente es demasiado inculta como para ver películas de animación japonesas y no se darán cuenta. De las escenas de Blancanieves animando a la tropa con cara de pedir limosna en el metro o el ataque al castillo en plan desembarco en Normandia de Salvar al Soldado Ryan, mejor no hablar porque son de vergüenza ajena.

En cuanto a la labor de su director, Rupert Sanders, proveniente del mundo de la publicidad, se agradece que por lo menos no nos maree con la cámara y no abuse de las cámaras lentas. Podríamos decir que su puesta en escena es tan clásica como impersonal; el film tiene una cierta elegancia visual y un aceptable diseño de producción, pero Sanders ha sido incapaz de dotar al film de ritmo e intensidad y se muestra especialmente desafortunado en la dirección de actores.

En resumen, Blancanieves y la leyenda del Cazador fracasa en su intento de aunar fantasía y desmitificación. Da la sensación de que el filme se encuentra demasiado ocupado intentando parecerse a lo que ha tenido éxito en los últimos años que en tener un verdadera entidad propia. Podría equivocarme, pero no creo que este film, con el transcurso de los años, no pase de ser considerado un mediocre Tolkienexplotation.

Trailer y más críticas:

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