jueves, 25 de agosto de 2011

Arrietty y el mundo de los diminutos (Hiromasa Yonebayashi, 2010)


A la espera de que el maestro Hayao Miyazaki concluya su esperadísima secuela de su magistral Porco Rosso, esta vez, dicen, ambientada en la guerra civil española (ay, miedo me da), los incondicionales de este cineasta nos tenemos que conformar con una obra interesante, pero sin duda menor, de Estudio Ghibli: Arrietty y el mundo de los diminutos (2010, Hiromasa Yonebayashi), adaptación de la novela infantil The Borrowers, de Mary Norton.

La película se deja ver sin despertar en el espectador grandes emociones; se tiene la sensación de que se ha producido un digno producto de la casa, cuyo único interés reside en que nos ofrece un viaje casi temático por las constantes creativas y artísticas de Estudio Ghibli en general y las obras de Miyazaki en particular. 



Así, las localizaciones, el tema de la enfermedad y la inserción de lo mágico en lo cotidiano recuerdan poderosamente a Mi Vecino Totoro, una de las obras maestras de Miyazaki.

Por lo demás, dejando a parte esta agradable sensación de deja vu que nos proporciona el estar transitando por terrenos cinematográficos casi familiares, Arrietty y el mundo de los diminutos tiene poco que ofrecer y resulta una pequeña decepción.



Es interesante la nada sutil defensa de la familia que hace el film y que también es marca de la casa. Surgen también otros temas muy "miyazakianos": la soledad de la infancia, el descubrimiento del mundo adulto, el paso a la madurez y la calidez que ofrece el entorno familiar (o el dolor de su ausencia).

En resumen, Arrietty y el mundo de los diminutos es un bello compendio de la obra de Hayao Miyazaki, realizada sin duda por un discípulo aplicado más que por un auténtico creador.

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